El rey Leon
Tantas ilusiones concentradas en la última actuación:
ensayos, vestidos, decorados,
la magia de juntar muchas habilidades en un instante,
belleza, inocencia y verdad,
todas protagonistas y todas indispensables.
Salvo en apariencia, la idea, la escritura y la tolerancia,
el arte de dirigir sin casi ser visto,
ahí radica la potencia mística de la suma de individualidades.
Supongo que el tiempo de hacer esta obra una vez más
y el anhelo social de libertad total
contribuyen a esa honda emoción desatada en la sala.
Se terminan los números, las canciones, el desparpajo
y llega el silencio atronador.
Todo es éxito, bondad, alegría en cada uno de los rostros.
La vida sigue pero la cumbre de ese instante
cambiará la percepción del futuro en todos los asistentes.